Las tres cosas más importantes que me han pasado este año son que me casé con mi amor, que me tiré a la piscina haciéndome autónoma y que conocí la maravillosa ciudad de Londres.

El 1 de noviembre de 2013 decidí que ya era hora de creer en mí y de hacer caso a lo que me pedía el corazón. Así que me lancé al vacío. Me fui de mi otra casa profesional, la Escuela Literaria, y pasé mucho miedo. Pero aquí estoy un año más tarde con un matrimonio, una casa ya no tan nueva, una gata más, un millón de ideas en papeles, libretas, agendas, app de listas, muchos proyectos nuevos y mucha más ilusión y ganas que hace doce meses.

No ha sido fácil, creo que nunca lo es. He dado muchos tropezones, he encontrado obstáculos y ha habido algún problema, como en las grandes familias. Pero por supuesto seguimos adelante.

Cuando piensas en trabajar para ti existe esa maravillosa e irreal idea de que tendrás más tiempo para hacer muchas cosas. Igual algo más de tiempo libre, que podrás levantarte más tarde o que te acostarás más temprano. Es todo falso. Las listas de cosas por hacer se te acumularán sobre el escritorio, porque como tienes todo el día para trabajar idearás cosas nuevas, más productos que diseñar, más ilustraciones por terminar, y así muchos más “más”. Te levantarás temprano pero llegarás tarde a todos lados (es una de mis mejores “cualidades”). Pondrás el agua a hervir para hacer el arroz para el almuerzo y se te evaporará dos veces porque te has vuelto a sentar en el estudio, la lavadora terminará y tardarás tres horas en tender la ropa, tus gatos se sentarán constantemente en el teclado o sobre el papel y te robarán el lápiz, te llamará una amiga para “un cortado rápido” y tardarás cuatro horas en volver a casa (cuatro horas que tendrás que robarle al sueño, claro).

Conocerás a mucha gente maravillosa que te apoyará (como tú que estás leyendo esto) y muchos pasarán a llamarse amigos. Otros te querrán ayudar en tu proyecto y creerán en ti casi más que tú misma. Y sentirás la mayor satisfacción del mundo cuando veas que tus productos, tus pequeños bebés, van cobrando vida y van saliendo justamente como querías.

Es genial poder trabajar creando cosas de la nada. Pequeños seres que salen de dentro, del corazón. Con un carácter y una personalidad que tú has pensado para ellos.

Sacar de la cabeza ese estampado especial, ese pelelito tan gracioso o esa camiseta que te gustaría llevar, y verlo en tus manos, es maravilloso.

Es bastante complicado trabajar como autónoma. Pasas horas contestando mails, hablando con proveedores, solucionando problemas de impresión, materiales, tejidos, haciendo cuentas (es lo que peor llevo) pero si lo que haces es lo que sientes que eres, compensa todo lo demás. Aprendes a distribuirte el tiempo de la mejor manera (yo todavía estoy en ello, pero vamos mejorando). Aprendes de tus errores y serás muy crítica contigo misma. A invertir y no recibir al principio. Aceptas que algo no ha funcionado, por mucho que a ti te parezca la mejor idea que hayas tenido nunca y sabrás ir cambiado el rumbo a medida que vas creciendo a la vez que tu proyecto.

Nosotros hemos crecido y por eso en campodefresas estamos preparando un cambio, siempre para mejor. Hemos desempolvado algunos seres que habíamos guardado en un cajón para más tarde, y ha llegado el momento de sacarlos de nuevo a la luz.

El martes hicimos un pequeño adelanto, pero para saber más tendrás que seguirnos

Millones de gracias a todos por estar ahí y por ayudarnos a seguir adelante. Sin ustedes no habría ningún campodefresas que regar 🙂